El riesgo de perder dinero a la hora de desarrollar un producto digital siempre está presente. No importa que sea tu primer producto o ya lleves varios. No importa si tu producto saldrá al mercado o funcionará al interior de tu empresa. Y tampoco importa si lo desarrollarás liderando tu propio equipo o si contratarás una empresa que lo haga por ti.

A continuación te comparto 10 errores que a toda costa debes evitar para no perder dinero (ni la paciencia, ni tu empleo) durante todo el ciclo de desarrollo de tu producto digital.

1. Afán por comenzar a desarrollar

Querer tener a los desarrolladores ocupados creando líneas de código por el afán de ver algo construido o simplemente porque el proyecto “ya comenzó” puede ser un grave error si esto te impide tener una definición inicial clara y completa de lo que se va a construir, antes de iniciar el desarrollo.

Dedicar unas semanas a realizar procesos de investigación, análisis, planeación y documentación del producto que se planea construir nunca debería considerarse como un desperdicio de tiempo o un costo extra. Al contrario, es una inversión con retorno asegurado porque mitiga el riesgo de reprocesos, estimaciones imprecisas y la generación de deuda técnica.

2. Falta de claridad sobre servicios y proveedores requeridos

Si bien es cierto que habrá decisiones que se tomen sobre la marcha, uno de los errores que pueden afectar el presupuesto del proyecto y el tiempo que tomará, consiste en iniciar el desarrollo sin tener plena claridad sobre cuáles serán los servicios que se integrarán a tu producto, como por ejemplo pasarelas de pago, sistemas de verificación de identidad de usuarios o envío de mensajes de correo electrónico. De igual manera impacta no entender su funcionamiento, implicaciones y relaciones con los respectivos proveedores.

Tómate el tiempo lo antes posible para identificar cuáles son los servicios que se deben integrar a tu producto, entender su alcance y potencial impacto, y realizar un análisis minucioso de las diferentes opciones. Sobre todo porque tu decisión no sólo impactará tu producto sino también tu negocio al estar involucrados costos, contratos, y también el cumplimiento de requisitos legales. Procura ayudarte del equipo técnico que tengas al alcance.

3. Un MVP con alcance amplio

Este error es particularmente importante cuando estamos desarrollando un producto que se lanzará al mercado como una apuesta para respaldar un nuevo modelo de negocio. Y consiste en desarrollar un MVP (Producto Mínimo Viable) con un alcance tan amplio que genere tiempo prolongado de desarrollo y dificultades para entender cuál es la verdadera propuesta de valor del producto.

Es entendible que al enfrentarnos a usuarios cada vez más conocedores de productos digitales nos veamos presionados a que nuestro MVP se vea y funcione de manera espectacular, pero una lista amplia de funcionalidades en tu MVP puede hacerte perder dinero por estas y otras razones:

  • Aplazar la salida al mercado y por tanto la generación de ventas y flujo de dinero.
  • Desarrollar funcionalidades que no serán utilizadas por los usuarios porque no les resultan valiosas.
  • Contratar infraestructura y servicios innecesarios.

Tu MVP debería hacer una sola cosa, pero hacerla realmente bien. Si el alcance de tu MVP es demasiado amplio, podría significar falta de claridad sobre cuál es el problema que el producto debe resolver, vacíos de entendimiento del comportamiento de los usuarios, o incluso miedo de salir al mercado.

4. Un proceso de desarrollo demasiado rígido (o demasiado flexible)

Un proceso de desarrollo tan rígido que no permita ajustes sobre la marcha, probablemente lleve a la entrega de un producto que no cumpla al 100% los requisitos de los usuarios o que quizás simplemente resulte inservible u obsoleto. Mientras que un proceso demasiado flexible puede llevar a tiempos prolongados de desarrollo con costos difíciles de controlar, en los que el resultado final poco se parezca a lo definido inicialmente.

El proceso de desarrollo debería mantenerse alineado a la visión del producto pero al mismo tiempo contar con el nivel óptimo de flexibilidad que haga posible resolver obstáculos, solucionar aspectos que no hayan sido tenidos en cuenta en las definiciones iniciales e implementar mejoras que se identifiquen sobre la marcha.

Cuando optas por contratar a un proveedor para que desarrolle tu producto, la flexibilidad en el proceso estará condicionada por la relación contractual. Dedica tiempo a entender las diferentes modalidades de contratación y la letra chica del contrato que finalmente firmes.

5. No definir una visión de producto

Es fácil dar por sentado que todos los involucrados entienden el por qué y el para qué de tu producto. Pero la realidad más probable es que todos “creen” que lo entienden y el entendimiento de cada uno es diferente al de los demás.

La falta de definición o entendimiento de la visión del producto puede hacerte perder dinero por el riesgo de reprocesos y por el riesgo de obtener al final un producto que no satisfaga tus expectativas.

Utiliza una herramienta como el Product Vision Board de Roman Pichler para definir y comunicar la visión de tu producto desde la etapa más temprana posible. Todos los involucrados, desde la junta directiva hasta los desarrolladores deberían ser expertos en la visión del producto y ser los primeros en darse cuenta si en algún momento es actualizada.

6. Perder de vista la visión de producto

En la medida en que nos alejamos de los procesos de definición de producto y nos sumergimos en la etapa de desarrollo, solucionando problemas cada vez más específicos, corremos el riesgo de perder la visión de producto y tomar decisiones que lleven a la entrega de un producto alejado de dicha visión, dando lugar a reprocesos o simplemente total desperdicio de recursos.

Como tomadores de decisiones, conviene revisar frecuentemente la visión de producto que se definió en un comienzo, para favorecer que cada decisión que se tome en el camino ayude a cumplir dicha visión y se mitigue el riesgo de alejarse de ella.

7. Cambiar de rumbo basado sólo en opiniones

Si bien la flexibilidad y la toma de decisiones oportunas son fundamentales para el desarrollo de productos exitosos, modificar el rumbo del proyecto a mitad de camino sin evidencias sólidas puede ser extremadamente costoso y desestabilizador.

El cambio de rumbo puede convertir fácilmente en desperdicio el esfuerzo invertido previamente por el equipo de trabajo y generar costosos retrasos mientras el equipo se adapta al nuevo rumbo. Así como también reprocesos y deuda técnica debidos a falta de entendimiento o por verse en la necesidad de tomar decisiones sin escenarios claros.

Todo cambio de rumbo debería estar plenamente justificado, basado en evidencias (no solamente en opiniones) y también ser comunicado al equipo con plena claridad y de manera oportuna.

8. No confiar en tu product manager

Tu product manager juega un papel crucial en la toma de decisiones informadas y en la alineación de objetivos. Confía en tu product manager, en especial cuando su respuesta sea “no”.

Un “no” de tu product manager puede significar la diferencia entre gastar lo óptimo o terminar con el presupuesto antes de tener el producto en tus manos. O la diferencia entre desarrollar un producto consistente centrado en entregar valor a los clientes o construir un monstruo de Frankenstein difícil de entender y de usar (pero hecho a tu gusto).

Suministra todo lo que esté a tu alcance para facilitar su entendimiento de tus objetivos, tus clientes y cómo funciona tu negocio, y luego permite que se involucre en la toma de decisiones. En muchas ocasiones podrá afrontar los desafíos desde una óptica más holística que tú, teniendo en cuenta obviamente el aspecto financiero.

9. No capacitarte (o no asesorarte)

Tarde o temprano tendrás que tomar decisiones sobre aspectos técnicos de tu producto, como la arquitectura, infraestructura, lenguajes de programación, integraciones, etc. Tomar decisiones sobre algo que no se entiende es un acto irresponsable y decisiones equivocadas seguramente se traducirán en pérdida de dinero de manera inmediata o en el largo plazo.

Una de las mejores maneras de capacitarte es pasar tiempo con el equipo. Conversa con tu product manager, con tu diseñador, con tus desarrolladores. Despeja cualquier duda que tengas. Cuanto más entendimiento ganes sobre el funcionamiento de tu producto, mejores decisiones podrás tomar.

10. Desalineación entre los objetivos de negocio y el proceso de desarrollo

Desde el diseño de experiencia de usuario e interfaz visual hasta las definiciones de arquitectura e infraestructura de tu producto, las decisiones que se tomen tendrán impacto directo en el cumplimiento de los objetivos de tu negocio. 

Un equipo de desarrollo que no entienda plenamente estos objetivos no podrá asesorarte, priorizar de manera óptima ni ayudarte a tomar las mejores decisiones, poniendo en riesgo tu presupuesto.

Realiza verificaciones periódicas para evaluar con qué profundidad todos los miembros del equipo de desarrollo están entendiendo tus objetivos. Lee a conciencia las definiciones funcionales y no funcionales de tu producto (si no están escritas, ¡exígelas!), revisa diseños y prototipos, lee aleatoriamente las historias de usuario, involúcrate en las sesiones de refinamiento, reuniones diarias, retrospectivas o en los canales de comunicación del equipo.

¿Qué opinas de estos 10 errores? ¿Te has topado con alguno? Feliz de conversar sobre el tema.

¡Gracias por leer y compartir!